Espagueti con Perejil y Queso Parmesano

Todo empezó en Nápoles

6 ingredientes

8 pasos

6 porciones

50 minutos

¿Qué le sucedió a este plato napolitano en manos americanas?

Spaghetti aglio e olio. Un clásico italiano. Los ajos se cortan en rodajas. Se fríen en aceite en una de esas grandes cacerolas... Se retiran del aceite. Se añaden los espaguetis y se sirven con perejil esparcido encima.

Pero, ¿Sabe qué hicimos los americanos? ¡Dispusimos dejarle los ajos fritos y agregar el perejil como parte del procedimiento de cocción! Además, le agregamos queso parmesano. Según testimonios italianos, el queso no es parte de la receta original. Un vivo y claro ejemplo del sincretismo que ha hecho de nuestro mundo el lugar diverso y desafiante que ahora es.

Esta receta de espaguetis napolitanos americanizados es perfecta para las cenas de los días largos; la siguiente anécdota me lo contó bien.

Anécdota

Juventud, divino tesoro...

"Era algo muy común que comíamos en la casa. Como los frijoles. Llegábamos con hambre a la casa y lo más fácil y práctico era hacer estos espaguetis. Llegaba del colegio en carreras. Si no había empleada me tocaba cocinar rápido cuando llegaba del colegio a las 3. Este plato nos satisfacía.

Todos los sábados nos íbamos con Hugo a Mixco a comprar la verdura para toda la semana. Y con 20 quetzales en ese entonces comprábamos de todo. Era muy bonito el mercado; los colores, las formas. La gente trabajando vendiendo sus productos. Son como el engranaje del país. Me gustan los mercados.

Mi papá cocinaba muy bien. A mi mamá no le gustaba la cocina, y hasta la fecha no le gusta. Mi papá abría la refri, y con lo que sacaba, con las sobras, hacía un gran plato. Nunca le salían dos platos iguales porque siempre habían cosas diferentes en la refri. Usaba mucho tomillo y laurel. Cuando entraba a la casa, sabía que mi papá había cocinado porque había olor a tomillo y laurel. Cuando no estaba, nos dejaba la mesa puesta y la comida caliente. La sopa de fideo quemado es de él (¡próximamaente!). El caldo real era de él (¡próximamente!). Agarraba un montón de chiltepes y se los comía una por uno y sólo dejaba los tallitos. Nos obligaban a tomar huevos de parlama con limón, salsa inglesa y sal con el desayuno. Era desagradable. Ahora es prohibido porque están el peligro de extinción. Hacé de caso que estás tocando una bolsa con algo adentro. No como el huevo normal. Todo el tiempo nos llevaba huevos de parlama. De San Marcos nos traía unas longanizas chinas exquisitas. Eran del tamaño de mi dedo. Largas. pero unas longanizas... exquisitas. Nos las hacía con recadito frito y hierbabuena. Y con tortillas calientes... Comíamos cecina. Era carne deshidratada de origen español. No se podía refrigerar. La colgaban de un balcón.

Ya tenía 15 años. Todos lo viernes llegaban nuestros amigos del javier. eramos como 12. y siempre preparaba algo especial. Carlos Williams: ¡Te acordás cuando llegabamos a la casa y nos hacías refacción! Era alegrísimo. Cocinar ha sido parte de mi vida. Crecí con eso. Recibí cursos al derecho y al revés."

-La Cush-